Y tú, ¿qué tipo de clienta eres?

Ir de tiendas es un hecho social – sí sí, como lo lees- y es que a muchas de nosotras nos encanta ir de tiendas acompañadas de amigas, madres y/o parejas. A diferencia de ir de compras, ir de tiendas no implica comprar (aunque algo siempre pueda caer), sino más bien supone pasear por la «milla de oro» de tu ciudad, saltar de tienda en tienda viendo las novedades, los escaparates, probarse ropa…
Dado que todas, con más o menos frecuencia, somos clientas, nos hemos propuesto realizar un estudio de mercado in situ para conocer los tipos y perfiles de clientas más habituales con las que las dependientas se encuentran en su día a día. Vamos a ello:

La ojillos: probablemente esta clienta necesite un reloj ya que siempre llega 5 minutos antes de cerrar y con ojillos de cordero dice «solo un minutito», cuando todas sabemos que NO es verdad.

La mandona: viene con prisa, entra en la tienda y se dirige decidida a caja para que atiendan sus necesidades. En caso de que haya cola, exige que abran otra caja, resopla y se hace notar.

La marketiniana:  hace estudio de mercado. Va a la tienda a que las dependientas le asesoren y después de que estén media hora con ella, le saca una foto al producto/etiqueta y se va.

La fotógrafa: es una variante de la anterior, no pide ayuda, solo va por la tienda sacando fotos a todas las etiquetas de las prendas para comprarlas online o comparar con otras.

La quejas: entra con paso decidido y firme y va directa a caja a quejarse, haya comprado o no, de lo que le apetezca, por ejemplo, del olor de la tienda.

La ventilador: su brazo se mueve cual aspa de ventilador revolviendo todo a su paso.

La empática: sabe por experiencia, o porque tiene una conocida o familiar, cómo trabajan las dependientas, y por ello dobla lo que deshace y sale del probador con todas las prendas de nuevo colgadas.

La GPS: pregunta (en la tienda o por teléfono) si tienen X producto (por ejemplo: una camiseta negra) que estaba hace dos semanas por la zona de la derecha. Educadamente le dicen que necesitan el número de referencia porque hay cientos de camisetas negras. Al final, se va indignada criticando toda la tienda o acaba colgado el teléfono malhumorada.

La sabelotodo: pregunta por un producto determinado, lo buscan (en la tienda y consultan en el sistema) y no lo encuentran, pero ella erre que erre con que sí que lo tienen, que una compañera va siempre a almacén a ver. Para dejarla tranquila acaban yendo al almacén, pero no hay rastro de ese producto. ¡Al final resulta que lo vio hace 4 meses!

La Sissi Emperatriz: va con aires de grandeza y debe pensar que las dependientas son mulas de carga «quiero esto y esto» (véase que hablamos de cosas ligeras).

La ferianta: ve un defecto en el producto y empieza a negociar una bajada de precio.

La de los selfies: no compra nada, solo se dedica a hacerse selfies por la tienda.

La desconfiada: pregunta por un producto, le dicen que está agotado. Se va a la otra filial, pregunta lo mismo. Al cabo de media hora llaman de la otra filial preguntando si tienen ese producto.

La incrédula: es una variante de la anterior, pero solo actúa en la misma tienda preguntando lo mismo a todas las dependientas, no vaya a ser que alguna le diga algo diferente.

La del paseíllo: entra, echa un vistazo general y se va.

La fantasma: solo aparece cuando viene a devolver lo que compra por Internet.

La acumuladora: se dedica a comprar en una tienda y a devolver en otra filial y viceversa, por lo que acaba acumulando tiques de compra.

La de siempre: compre o no, visita la tienda todas las semanas.

La reportera: viene con ganas de hablar y a la primera que pille la tiene media hora contándole su vida, muchas trabajadoras llegan incluso a ver fotos de su casa, familia, los que se casan, etc. Por cierto, suele irse sin comprar nada.

La política: su momento de gloria aparece cuando hay un producto mal preciado, muchas veces hablamos de 1€ o 5€ de diferencia. Véase que si a la hora de pagar resulta que el producto es más barato, todo son alegrías, pero como cueste más monta el numerito. Ya después de terminar su discurso de indignación, que comparte abiertamente con el resto de clientes (que se van acumulando y que solo quieren pagar e irse), y sea cual sea la decisión final, este perfil suele irse sin comprar y retomando su discurso, el cual sigue compartiendo a diestro y siniestro por toda la tienda.

La dudosa: habiendo o no hecho cola para pagar, en el momento en el que llega a caja le arrebatan las dudas y decide entablar una conversación con la cajera sobre si comprar «esto o esto, o ambos». Y así se pasa un rato largo ajena a la cola que se formar tras ella.

La amable: da siempre las gracias, es paciente y comprende que las dependientas no se pueden dividir para atender a todos.

Y tú, ¿cuál eres?

Carla López Rodríguez


Nota: evidentemente, todos estos perfiles son aplicables a hombres 🙂

Ahora que empieza la temporada de rebajas, seamos conscientes de la sobrecarga de trabajo que tienen las dependientas, así que seamos pacientes y amables.

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