Unas alas, por favor
Ayer tuvo lugar en Nueva York uno de los grandes espectáculos de la moda, el desfile de Victoria’s Secret. Un show con una espectacular puesta en escena, en el que la música en directo y la iluminación consiguen crear la atmósfera ideal para que la firma de lencería presente sus diseños.
Esta edición en especial ha estado marcada por 1. Ser la última de Adriana Lima. Sí, la diosa brasileña ha decidido que este será su último desfile como ángel. 2. El regreso de Behati Prinsloo tras dos años ausente. La modelo, que ha sido mamá de dos niñas, ha vuelto con más fuerza y seguridad que nunca, y así nos lo ha mostrado en su perfil de Instagram. 3. La ausencia de una de las clásicas, Lily Aldridge, que en esta ocasión ha sido baja por maternidad, pero ha estado muy presente gracias a los mensajes que sus compañeras le han ido mandado en las redes sociales.
Las críticas al mundo VS
Como todos los años, el evento ha venido acompañado de feroces críticas por los ideales de belleza que promueve. No hay más que ver el plantel de modelos E S P E C T A C U L A R E S -porque sí, son mujeres con un físico envidiable- que han desfilado no sólo en esta edición, sino a lo largo de la historia del evento. Otra de las críticas habituales es el tema de la salud, y es que son muchas las modelos comparten las rutinas deportivas y dietas a las que se someten antes del gran evento. Un hecho que, en ocasiones, hace saltar la alarma por tender a ser un poco extremas.
Sin embargo, más allá de las críticas, no podemos negar que
1. El concepto de desfile de Victoria’s Secret es el original, siendo imitado después por otras marcas de lencería como, por ejemplo, Women Secret, que recurre al espectáculo para presentar sus colecciones.
2. Que profesionalmente, para muchas modelos, el hecho de ser elegida para desfilar para la marca supone un impulso en su carrera.
Yo, como muchas mujeres que adoramos la moda, disfruto un montón del evento. Me encanta ver todos esos diseños, esas alas espectaculares, esas impresionantes chicas caminando sobre unos tacones de vértigo y «cargando» complicadas estructuras a sus espaldas (ole por ellas), los cantantes en la pasarela… es sencillamente un gran espectáculo de moda. Y siempre que lo veo, la niña que hay dentro de mí piensa: unas alas por favor.