La copa menstrual a prueba, ¿una alternativa a los tampones?

Hoy voy a dejar el tema de la maternidad de lado para hablaros de otro tema, también femenino, pero no relacionado con los hijos. Os voy a hablar de la copa menstrual y mi experiencia con ella.
Durante el auge de la copa menstrual hace unos años decidí que yo también quería probarla, pero a causa de las circunstancias (me quedé embarazada) tuve que posponer la experiencia. Ahora, por fin he reencontrado la motivación, el tiempo y el momento para hacerlo y aquí os relato mi experiencia.

Analicemos la copa: ¿qué es y cómo se usa?

Para quien todavía no haya oído hablar de la copa menstrual, se trata de un recipiente de silicona en forma de embudo que se introduce durante la regla en la vagina como los tampones y que recoge la sangre. Al igual que los tampones, no notas que la llevas puesta y puedes llevarla hasta 12 horas seguidas. Al ser de silicona, las copas menstruales son reutilizables, con una vida de hasta 15 años. Basta con enjuagarlas con agua y jabón entre uso y uso y esterilizarlas entre regla y regla hirviéndolas durante cinco minutos en agua. Tienen un coste aproximado de 25 euros, por lo que son muchísimo más baratas que los tampones y las compresas, aparte de ser muchísimo más ecológicas.

¿Cómo elegirla?

Yo pedí la mía online, como casi todo lo que compro normalmente, y me dejé recomendar por la experiencia de otras usuarias. Vamos que elegí la copa menstrual por su valoración y precio. Normalmente, hay dos tamaños, uno pequeño para chicas más jóvenes y uno más grande para mujeres a partir de los 30 años o que ya hayan tenido hijos. En mi caso, habiendo tenido hijos y con más de 30 años debía pedir la grande, pero por alguna razón me equivoqué y pedí la pequeña. Sin embargo, cuando la recibí me pareció muy grande, así que en vez de cambiarla, decidí probarla, y luego en caso de que me gustase y lo viera necesario, pedir la grande.

Lo primero que hay que hacer antes de su primer uso es esterilizarla hirviéndola durante 20 minutos. Lo hice directamente y así dejé la copa preparada en su bolsita de tela en el baño para cuando me viniera la regla.

La primera vez… Pros y contras

Durante mi primera regla con la copa menstrual perdí mucho tiempo en el baño aprendiendo a introducirla correctamente. Más de una vez necesité varios intentos hasta que tuve la impresión de que la había introducido bien. Sin embargo, al principio tuve que recolocarla tras unas horas, porque tenía pérdidas. Si estáis pensando en probarla, tened en cuenta que cualquier cambio en nuestra vida significa esfuerzo y sobre todo tiempo. Acordaros de cuando aprendisteis a poneros los tampones, pues un poco lo mismo. No te haces experta introduce-copas-menstruales con una regla.

¿Qué me ha parecido diferente? En general, se tiene mucho más contacto con la vagina y con la sangre. Sobre todo con la sangre. Al no ser absorbida por un producto higiénico, vacías la sangre como líquido en el retrete al sacarte la copa y es todo un poco pringue. Recomiendo sinceramente tener un lavabo o bidé al lado del retrete o en su ausencia tener dos copas menstruales, de este modo no hay que levantarse a lavar la copa antes de volver a ponérsela. Este es uno de los grandes inconvenientes que le veo a la copa. Sobre todo al principio, cuando todavía no se tiene total control sobre su posicionamiento y uso. Sinceramente, no es nada agradable o cómodo cuando eres nueva en esto tener que vaciarla o recolocarla en un baño público. Piensa que esto significa, sacar la copa, vaciarla, limpiarnos, salir del baño, limpiar la copa (posiblemente delante de desconocidos en el lavabo), volver a entrar en el baño y ponérnosla de nuevo. Si tenemos dos copas, por lo menos nos ahorramos un viaje, no tenemos prisa a la hora de lavar la otra copa, pudiendo esperar a que no haya nadie para hacerlo. De todas formas, una vez que controlamos su uso basta con ponerse la copa por la mañana y vaciarla por la noche en casa antes de dormir. Muy cómodo.

Valoración final

Tras dos reglas usando la copa menstrual puedo decir que, una vez que aprendes a colocarla, es igual de rápida y cómoda de usar que los tampones, y tienes la ventaja de que sólo hay que vaciarla por la noche antes de dormir y por la mañana después de levantarse (en mi caso el segundo día, el día de más flujo, tengo que vaciarla una vez más a mediodía, pero imagino que cuando cambie al tamaño grande esto cambiará). Además es mucho más barata y ecológica que los tampones o las compresas. Así que, sinceramente, creo que el esfuerzo del cambio vale la pena.

Os comparto las ilustraciones de @modernadepueblo (si aún no la seguís, os la recomiendo), sus dibujos no os van a defraudar.

 

Elena Santillán Walter

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