Aprendizajes de una ruptura
Cuando termina una relación, ya sea de amor o de amistad, es inevitable preguntarse qué pasó, por qué terminó, qué hice/hicimos mal para que no funcionara…
Siempre hay dos versiones, la tuya y la de la otra persona. En otras palabras, el cómo tú lo ves, dices, piensas y haces, suele ser muy distinto al cómo lo ve, dice, piensa y hace la otra parte implicada. Exactamente ahí es donde nacen los malentendidos y donde surgen las dos versiones. En el instante en el que somos conscientes de hay un problema, tenemos dos opciones: o tomar cartas en el asunto y hablar claramente para intentar alcanzar un entendimiento y buscar una solución, o dejarlo pasar. Si te decantas por la segunda opción, existen altas probabilidades de que se repitan los mismos patrones que originan los problemas, y que conducen a las mismas discusiones una y otra vez, en bucle. Es más, aunque sean pequeñas tonterías, si estas aparecen regularmente, acaban dañando y desgastando cualquier relación.
Cuando llega la ruptura
Las personas cambian, todos cambiamos, nuestras circunstancias cambian, y en determinadas situaciones ocurre que las relaciones no evolucionan al mismo ritmo que esos cambios. Y llega la ruptura.
Hay rupturas que destrozan el alma, que se llevan una parte de ti, que nunca llegarás del todo a entender. Otras, en cambio, son sanas. Sanas porque puede que os hayáis dado cuenta de que sois personas totalmente diferentes y que vuestros caminos ya no pintan nada juntos. Sanas porque puede que la otra persona te estuviera minando, haciendo pequeña, y en este caso, el decir adiós te ayuda a evolucionar y a reencontrarte contigo misma, con tu esencia.
Y aprendes
La parte positiva de todas las rupturas, buenas o malas, son los aprendizajes que nos llevamos. Siempre lleva su tiempo reconocerlos, pero piensa que, gracias a ellos, eres tú ahora: eres el resultado de todas las experiencias y vivencias pasadas, de todas las rupturas y fracasos. Y de todos ellos aprendes.
Aprendes…
– Que la distancia, para bien o para mal, es el olvido. Y que sin un objetivo claro al final se va abriendo una brecha insalvable.
– Que para todo hay su momento.
– Que el tiempo todo lo cura, o, por lo menos, lo disuelve convirtiéndolo en un recuerdo lejano.
– Que culpando no se llega a ningún lado.
– Que el miedo es cegador y la cobardía limitadora.
– Que el respeto y la comunicación son fundamentales.
– Que las decisiones importantes hay que meditarlas, pero en su justa medida, pues en momentos de incertidumbre es difícil ver claramente por dónde te estás moviendo.
– Que la forma de ser de cada uno escribe la historia de la relación.
– Que no estás aquí para ser el florero de nadie. Que aunque te ofrezcan el oro y el moro, tú quieres ganártelo, hacer algo que aporte ese granito de arena al mundo. Que por muy minúsculo que sea, es fruto de tu esfuerzo y tiempo invertido, y que eso reconforta.
– Que si tienes que pedir que te esperen es que quizás ya no estáis en el mismo punto.
– Que hace falta valor para reconocer que la otra persona ya ha pasado página y que tu aún no.
…
Y aprendes, todo esto y mucho más, y esperas que la próxima vez sea diferente.
Carla, hiciste recordar que mi ruptura de una relación de 10 años fue lo más sano que me ha sucedido. Me he encontrado y soy feliz, con sus altas y bajas pero feliz siendo yo y agradeciendo por lo que fue.
Buenísimas frases de aprendizaje y 100% real. Un abrazo
Gracias por tu comentario Cynthia! me alegra saber que te has identificado con nuestro post y, sobre todo, que hayas superado esa ruptura. Gracias por leernos.
Gracias por este escrito, cuando se pasa por una ruptura hacen falta palabras como estás que nos alienten y ayuden a ver el lado positivo de la situación 🙂 😊
¡Muchas gracias por compartir tu opinión con nosotras! Siempre hay que intentar ver el lado positivo, y recuerda, no se fracasa, sino que se aprende.